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Detalles y curiosidades sobre los gnomos del Valle de los Martillos

La ingenuidad y la simpatía son los rasgos característicos de estos encantadores seres, y si por ellos fuera no quedaría rincón descolorido ni flores sin crecer.

Si bien es cierto que su tamaño no es demasiado imponente, sus mentes no desbordan sino ingenio y creatividad: no conciben un mundo ni un acto en el que un ser vivo sea el medio y no el fin. Por eso decidieron aceptar de buen grado la convivencia con los enanos en el Valle, llevarla en armonía y vivir bajo su protección a cambio de emplear sus espléndidas capacidades para mejorar la calidad de vida de los enanos.

Como resultado de esta alianza los habitantes del Valle de los Martillos han visto mejorada su existencia, contando con grandes logros como la mejora de producción de bebida y el cultivo de hongos y otras plantas subterráneas, pero también la invención de artilugios de uso diario y cachivaches, como el Machacador de Vapor automático o el bastón pule-callos (pensado en principio para pulir diamantes). En este camino de éxitos también ha habido lugar para los prototipos fallidos o resultados inesperados, pero nada que un buen ingeniero no esté dispuesto a asumir, e incluso verle el lado bueno, como cuando pudieron celebrar el concurso a la mejor piel azulada mientras desarrollaban un fertilizante.

Todos los gnomos incluyen en sus peculiares atuendos alguna herramienta de uso diario y el distintivo del clan enano al que pertenecen, pero si algo destaca a la vista, viéndose incluso desde lejanas tierras, es su inseparable gorro amarillo. Con él se sienten más cerca de los dioses, o eso dicen.

Pocos esperarían que una raza tan aficionada a los cachivaches mecánicos germinara de las plantas. Guardan los detalles con celo, pero sí se sabe que los pétalos de ciertas flores determinan el color de su cabello, y que a un gnomo fuera de sí se le tranquiliza bien poniéndole en las manos una planta viva bien dándole a beber una infusión natural.

No les cuesta ofrecer una sonrisa a cualquiera que se cruce con ellos, pero es al explicar alguno de sus ingenios cuando más merece la pena verles, pues sus ojos se llenan de emoción y candor, su voz empieza a subir de volumen e incluso se les atragantan las palabras, ansiosos por compartir la genialidad de su raza.  ¿Quién no querría convivir con unos seres dispuestos a ofrecer y compartir su ilusión e ideas con todo aquel que le dedique unos minutos? Bueno, puede que ya no lo hagan todos ni lo hagan tanto, tal vez, sólo tal vez en la paz surja alguna grieta….

Juntos pero no revueltos
Cómo ven los gnomos al resto de razas

Los enanos son un poco cascarrabias y brutos para el ánimo tranquilo de los gnomos, aunque suelen ser muy divertidos, sobre todo cuando toman el zumo que marea. No guardan maldad alguna, aunque puede que tanto tiempo metidos en la mina les haya pasado factura. Siempre trabajando, siempre con el zumo… Uf, qué aburrimiento. Si se diesen un buen corte de pelo y cambiasen un poco de aires serían más felices.

Los humanos que atinan a pasar por el Valle son más divertidos. También los hay serios, claro, pero su risa suele ser más fácil y alguno que otro se ha interesado por las creaciones gnómicas, lo que demuestra que es una raza inteligente.

La mayoría de razas que se llaman «civilizadas» han demostrado ser bastante hostiles hacia los goblins, no así los gnomos. Es cierto que son un poco difíciles de tratar y que desprenden un olor muy fuerte, ¡más fuerte incluso que el de un enano tras un festival!, pero tampoco lo han tenido muy fácil. Seguro que sólo necesitan un abrazo. Después de una ducha a fondo.

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